Creo que como casi todo en la vida, el aprendizaje, la forma en que aprendemos, es algo en constante evolución si así lo desea cada uno.
He de reconocer que a lo largo de mi vida he pasado por etapas 100 % reactivas.
Recuerdo con total claridad la etapa como directora de un centro. Yo era una novata, apenas había llegado al sistema educativo y me tocaba dirigir un centro de doble vía con dos cursos de ESO, además.
Hubiera o no incidentes, que por supuesto los hubo, toda mi actividad se resumía en resolver los problemas que ya había llegado, era incapaz de predecir qué iba a pasar. Y es que no sabía dónde estaba. No conocía el contexto ni las situaciones que podrían darse.
Pero poco a poco, con el paso del tiempo, de la experiencia y del aprendizaje inconsciente que se iba sucediendo fui capaz de ir planificando en previsión de posibles situaciones que sin duda iban a llegar.
De esta manera, y sin saberlo, comencé a configurar mi PLE (que poco tiene que ver con el que presento al final de este post). Empecé a investigar en la red, a buscar bibliografía que me ayudara. Comencé a localizar a personas interesantes dentro y fuera del propio centro educativo que me enseñaran, que me ayudaran a aprender para poder dar respuesta a los problemas que previsiblemente iban a tener lugar.
Y entonces llego la participación. Ese pensar en estrategias, en generar ideas que siempre consultaba con mi equipo directivo y que por supuesto consensuaba con los docentes que formaban parte de mi centro y también con el resto de representantes de la comunidad escolar.
Creo que ese fue el momento en el que di el paso hacia la proactividad. Porque coincidió que aproximadamente dos años más tarde dejé el cargo, me trasladé de centro, y entonces comencé a tener más tiempo para formarme.
Ahí empezó mi "romance" con los MOOC y los cursos tutorizados de @educaINTEF (luego llegaron los NOOC, los SPOOC, Edupills). Y de ahí a otras plataformas, también de formación online, con o sin certificado.
Todas ellas me han ido abriendo múltiples posibilidades de formación, ampliando mi abanico de intereses y oportunidades para hacer mi enseñanza diferente, pero sobre todo para no dejar de aprender.
En la actualidad me definiría como una persona proactiva no sólo en lo que a aprendizaje se refiere, sino también en otros ámbitos de mi vida personal (pero eso no viene al caso).
Reconozco que hay momentos en los que miro a mi alrededor y digo "Mira qué tranquila vive, nada que hacer cuando termina su día en el trabajo". E intento imitar a esas personas. Pero no puedo. Mis inquietudes, mis ganas de saber más, de relacionarme con gente interesante, de conocer distintos puntos de vista, diferentes formas de hacer, no me permiten "estar quieta". Tengo necesidad de. Y de momento no tengo intención de cambiar, ya habrá tiempo para descansar (¿Sí, verdad?).
He de reconocer que a lo largo de mi vida he pasado por etapas 100 % reactivas.
Recuerdo con total claridad la etapa como directora de un centro. Yo era una novata, apenas había llegado al sistema educativo y me tocaba dirigir un centro de doble vía con dos cursos de ESO, además.
Hubiera o no incidentes, que por supuesto los hubo, toda mi actividad se resumía en resolver los problemas que ya había llegado, era incapaz de predecir qué iba a pasar. Y es que no sabía dónde estaba. No conocía el contexto ni las situaciones que podrían darse.
Pero poco a poco, con el paso del tiempo, de la experiencia y del aprendizaje inconsciente que se iba sucediendo fui capaz de ir planificando en previsión de posibles situaciones que sin duda iban a llegar.
De esta manera, y sin saberlo, comencé a configurar mi PLE (que poco tiene que ver con el que presento al final de este post). Empecé a investigar en la red, a buscar bibliografía que me ayudara. Comencé a localizar a personas interesantes dentro y fuera del propio centro educativo que me enseñaran, que me ayudaran a aprender para poder dar respuesta a los problemas que previsiblemente iban a tener lugar.
Y entonces llego la participación. Ese pensar en estrategias, en generar ideas que siempre consultaba con mi equipo directivo y que por supuesto consensuaba con los docentes que formaban parte de mi centro y también con el resto de representantes de la comunidad escolar.
Creo que ese fue el momento en el que di el paso hacia la proactividad. Porque coincidió que aproximadamente dos años más tarde dejé el cargo, me trasladé de centro, y entonces comencé a tener más tiempo para formarme.
Ahí empezó mi "romance" con los MOOC y los cursos tutorizados de @educaINTEF (luego llegaron los NOOC, los SPOOC, Edupills). Y de ahí a otras plataformas, también de formación online, con o sin certificado.
Todas ellas me han ido abriendo múltiples posibilidades de formación, ampliando mi abanico de intereses y oportunidades para hacer mi enseñanza diferente, pero sobre todo para no dejar de aprender.
En la actualidad me definiría como una persona proactiva no sólo en lo que a aprendizaje se refiere, sino también en otros ámbitos de mi vida personal (pero eso no viene al caso).
Reconozco que hay momentos en los que miro a mi alrededor y digo "Mira qué tranquila vive, nada que hacer cuando termina su día en el trabajo". E intento imitar a esas personas. Pero no puedo. Mis inquietudes, mis ganas de saber más, de relacionarme con gente interesante, de conocer distintos puntos de vista, diferentes formas de hacer, no me permiten "estar quieta". Tengo necesidad de. Y de momento no tengo intención de cambiar, ya habrá tiempo para descansar (¿Sí, verdad?).
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